lunes, 29 de noviembre de 2010

LA TAREA URGENTE DE LA EDUCACIÓN: EDUCAR EN VALORES


LA TAREA URGENTE DE LA EDUCACIÓN: EDUCAR EN VALORES
MARÍA JOSÉ OLESTI LUNA
Abogada y orientadora familiar

La presión política y mediática para desestructurar la familia como institución natural transmisora de valores seguros y estables es cada día más fuerte y evidente. Consciente de esta realidad “Familia y Sociedad” invitó a María José Olesti Luna, experta en educación familiar, a dar una charla sobre “Educación en valores” en el actual ciclo 2010-11 de almuerzos con charlas de actualidad que este círculo de amigos viene realizando desde hace ya más de diez años.
María José Olesti inició su intervención haciéndose la pregunta ¿qué entendemos por valores? A la que contestó que, a los efectos pedagógicos y educativos, se pueden considerar como motivaciones o guías de actuación para la conducta. Se refirió a los padres de familia como “los primeros educadores de los hábitos de vida y valores que determinarán las conductas de los hijos.
Marcó la conferenciante los diferentes ámbitos en los que se desenvuelve la actividad formadora y educativa de los padres, que estableció en:
Marco antropológico, en el que se refirió a los diferentes hábitos necesarios para facilitar unas condiciones educacionales que facilitan la asimilación de virtudes humanas y sociales. Se refirió concretamente a los horarios estables de comidas, sueño, higiene personal etc.
En el marco sicológico se detuvo en el fomento de la autoestima y en el marco neurológico insistió en la necesidad de una educación y fomento de las amistades, el compañerismo o la lealtad en las relaciones sociales.
En el marco pedagógico señaló la necesidad de una educación “en positivo” fomentando la coherencia , la comunicación y el cariño en el ámbito familiar. Puso en guardia la conferenciante sobre los peligros de una “amista malentendida” entre padres e hijos que a veces se origina en una falsa idea de la necesaria autoridad. Recordó que la educación es cosa de dos, padre y madre, y que los niños y jóvenes captan con gran sensibilidad si no hay solidez en las convicciones que intentan transmitir los padres o la ausencia de coherencia entre lo que afirman y lo que viven.
Un código de normas familiares, pocas pero obligatorias es deseable y una cierta sanción de las infracciones no es incompatible con un espíritu de cariño y perdón.
Una distribución de encargos produce un razonable buen clima en la vida familiar y hace comprender que es una tarea de todos mientras facilita el aprendizaje del uso correcto de la libertad y el sentido de la responsabilidad.
Señaló María José Olesti la enorme importancia de la familia como ámbito ideal de la educación en el que los hijos experimentan el hecho de ser amados por si mismos lo que crea las condiciones necesarias para que la comunicación y la formación produzcan todas sus virtualidades. Una familia sin comunicación interna fomenta un peligroso individualismo….”hasta pelearse juntos alguna vez puede ser positivo” y ayuda a salir del propio caparazón. La familia es escuela de humanización para que cada uno pueda expresar lo mejor de si mismo. El colegio, afirmó, es coeducador y no es posible descargar en esa institución toda la actividad educadora.
Por último María José Olesti recordó que la educación familiar proporciona “un blindaje a la familia contra los ataques exteriores”.

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